La vida, a
veces, es un milagro, extraordinario, sobrenatural y maravilloso. Esa vida que
en ocasiones te pone a prueba y te obliga a pasar en un mismo aliento de la
desesperación y la tristeza más absoluta a la felicidad extrema, de quien creyó
por un instante que perdía lo más querido a tenerlo de nuevo entre sus brazos.
El txikito de Burgui, el pequeño y sonriente Izai, que accidentalmente jugando
en su pueblo, donde vive, cayó al río el pasado viernes, nos arrastró al pozo
de la desesperanza para luego regalarnos el más hermoso de los viajes a la luz
total de la vida, de la fuerza, de la lucha, del amor, la energía, la ilusión.
Lo vivido en Burgui desde ese día no se olvidará porque es una de esas
historias increíbles, duras y hermosas, por suerte, que todos recordaremos y
contaremos siempre. En ella ha habido un protagonista, txikito pero inmenso ya
en los corazones de todos nosotros, pero también muchos otros actores que la
han hecho posible, sus aitas, su familia, sus amigos, vecinos, conocidos y, sobre
todo, quienes desde el primer momento del triste incidente entregaron todo de
sí hasta que llegó el personal sanitario y aportó su saber médico para salvar
una vida y devolverla de nuevo a su pueblo roncalés. La rápida intervención de
quienes rescataron al pequeño, la gran actuación de los equipos sanitarios de
urgencias rurales, la colaboración de enfermeras de la zona, la atención desde
el 112, el equipo de la UCI... me costa que todo y más fue necesario para hoy
poder escribir este nuevo capítulo y decir con toda la alegría del mundo que el
txikito evoluciona muy bien. Quizás lo vivido en estas horas haga reflexionar a
más de una o un representante político sobre lo que desde hace tantos meses se
está pidiendo desde los pueblos del Pirineo y ellos les niegan: una ley de
mínimos de atención sanitaria en estos lugares para vivir allí con unos
servicios de calidad que garanticen la salud. La vida demasiadas veces es
cuestión de minutos, segundos, que son eternos cuando no se llega a tiempo. No
se pueden predecir los accidentes ni las emergencias pero sí se puede y se debe
garantizar los medios suficientes para responder cuando estos ocurren.
Alicia Ezker
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