"Joaldunak" artzain bat bat zen eta mitologiak azaltzen digunez urtero Naturaren ernatzea iragarri zezan, Ambotoko Damak joaleak oparitu zizkion
Joaldunak un
pastor muy bueno, que existió en el principio de los tiempos. Era una persona
de poco entendimiento, pero de un gran corazón. Se dedicaba a cuidar cabras, y
su amor por los animales son era superado por el amor que tenía a Amalur. Cada
vez que llevaba a pastar sus cabras, Llevaba un ramillete de albahacas para la
Señora de Anboto y la dejaba en el extremo superior del prado de pastoreo.
Un día Amalur,
llegó de su paseo por el monte Txindoki, y decidió llegarse al prado donde
Joaldunak cuidaba su ganado. Este se había retrasado, y se encontró frente a
frente con su amada señora. Al verla, se postró en el suelo con los ojos llenos
de lágrimas de la emoción. La Madre, le tomó de los hombros y lo hizo
incorporarse. Luego le dijo: “Por tu gran bondad, y el amor que me tienes, te
concederé un deseo, piénsalo y dime”. Joaldunak, se acomodó su chaleco de lana
y le respondió: “Señora, soy un simple servidor tuyo, no soy digno de pedirte
nada. Solo dime que debo hacer para complacerte y lo haré gustoso”
Amalur, al ver
tanto amor y desinterés en el pastor le dijo: “Es mi deseo que anuncies el
solsticio a todos los habitantes de mi amada Euskal Herria. De esta forma nadie
te olvidará y cada año estarás presente en las celebraciones. Tu, nunca
morirás.” Y le regaló un sombrero cónico con cintas y varios cencerros que le
colgó en su chaleco, para asegurar el despertar de la naturaleza.
Hecho esto, desapareció
volando en su carro tirado por dos pottokas alados. Joaldunak, regresó al
poblado y desde entonces, en el país vasco, especialmente en Navarra, en la
zona de Ituren y Zubieta, donde su característico atuendo y sus cencerros dan
comienzo también al carnaval.
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