El alguacil pregonero
reaparece en las calles de Roncal
Ekainaren 12an Iñaki de Miguelen eskutik 1960ko egunenetara itzuli ginen, Erronkariko antzinako historioak eta kontakizunak berbizitzen.
La
mañana de un domingo cualquiera de los años 60, Joaquín, el alguacil de
Roncal, hace su ronda por el pueblo, cuando el alcalde le
manda que vaya a atender a un grupo de turistas en espera del guía que no puede
acudir. Sin otro remedio, el pregonero se convierte en guía turístico y
encabeza un especial recorrido por la villa roncalesa, una visita
teatralizada fuera del canon normal, unión de vivencias y emociones.
“Recupero el
personaje del alguacil, esa figura de los años 60 y hablo
del paisaje y el paisanaje, con una mirada a la gente importante y casas nobles
del lugar, como Julián Gayarre o casa Sanz, pero también
de la vida de la gente sencilla”, cuenta Iñaki de Miguel, que le da
vida.
el Pregonero en frente del Ayuntamiento de Erronkari |
Aparece con su
bicicleta y les atrae con humor. El recorrido se inicia en el frontón,
“lugar de placer e identidad”. Se adentran en el pueblo hasta
llegar a casa Sanz, “casa fuerte” y de esta, a otra humilde en Portazabalea.
“Es un símil entre casa fuerte, gente normal; casa sencilla, de pastores gente
fuerte. Quitando las dimensiones de la casas, el resto es igual”, dice.
La parada siguiente
es la Casa-Museo de Gayarre, donde les da pinceladas del tenor,
anuncia la exposición itinerante en curso y pone de relieve que no rompió el
cordón umbilical con su familia, ni el vínculo con Roncal, cuando lee la carta
a su tía Juana, en uskara roncalés, lengua que no olvidó.
A continuación, visitan el lavadero,
“lugar de trabajo y confidencias femeninas". Un pequeño homenaje a la
mujer roncalesa, fuerte y con determinación”.
Quinta parada, la
iglesia, con historias personales, de su infancia de monaguillo, con cencerros,
otros utensilios y lectura de poema a los pastores. De la iglesia, al río para
recordar a los almadieros.
El pregonero contando la historia de una casa fuerte de Erronkari |
En cada parada, un
texto de su puño y letra, salvo la carta original de Gayarre a su tía Juana. En el Errota,
acaba el recorrido emocional, físico y poético de 90 minutos con poema al Tributo
de las Tres Vacas. “Es como nos ven en el pasado. Somos todo esto y tenemos
la mirada del presente con futuro”, dice.
Es una
manera de recorrer el pueblo de la mano de un personaje atemporal del valle,
de cualquier pueblo, de cualquier lugar de la montaña, integrado en la vivencia
de lo cotidiano, de conectar con las emociones comunes y recordar, significa. “Cambian
los sitios, pero las emociones nos unen y te vas a reconocer en el lugar”,
expresa.
La visita es un
homenaje al alguacil pregonero de su infancia, Joaquín, el último de
Uztárroz, a su predecesor en Roncal, el tío Arsenio. Figuras de cultura
popular. “ Los alcaldes vienen y van, y los alguaciles se quedan en el pueblo
con los secretarios. Son los que tienen el verdadero poder”, apunta.
Marian Zozoya Diario de Noticias
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