2016 XVII. ESPARTINEN MARTXA

martes, 25 de agosto de 2015

Gure Historia Berriaren berridazketa

LA VIEJA BATALLA DEL RELATO HISTORICO

Pertenecemos a una tierra por la que han ido pasando los más variados conquistadores. Todos ellos vinieron acompañados de sus correspondientes cronistas que relataron la historia al dictado y servicio de sus jefes militares. Si nos hicieron daño las armas de los primeros, no fueron menos punzantes las plumas de los segundos. Todos los escribientes cortesanos han exaltado hasta la saciedad la grandeza de quienes llegaron para someternos y la vileza de quienes les hacemos frente. Godos, musulmanes, francos, españoles han señalado a nuestros paisanos alzados como responsables de la sangre derramada y todos se han ido a sus tierras dando por doblegada la resistencia de los vascones.
Allá por el S. XII vino por estas tierras un tal Aymeric Picoud; educado en la cultura carolingia, llegó cargado de prejuicios y, tras recorrer la ruta jacobea, se fue maldiciendo de nosotros. Quienes escucharon las calumnias de aquel monje tendencioso, contenían el aliento cuando se acercaban a nuestros confines y respiraban profundamente cuando se alejaban. Han pasado nueve largos siglos y la leyenda negra contra nosotros sigue escribiendo nuevos capítulos; no hay solución de continuidad entre aquel fraile medieval y todos los tertulianos actuales que se nutren del pesebre institucional. El fondo de reptiles que alimenta a nuestros pertinaces detractores cumple casi mil años. Quien más nos insulta, más reconocimiento merece.

Pero no podemos culpar exclusivamente a los foráneos. En esta batalla del relato nunca han faltado paisanos serviles que han defendido los atropellos de nuestros sometedores. El monumento de Ibañeta no recuerda a quienes defendieron nuestra tierra sino a quienes, sin ningún motivo, destruyeron Iruñea; el clérigo navarro Izkue considero acertada la invasión del Duque de Alba pues «apaciguó» nuestro reino; Del Burgo sostiene con tenacidad que la conquista fue un «pacto entre iguales»; dedicamos calles y plazas a fascistas que sembraron las cunetas de sangre republicana.....


A quienes ahora lideran la que ellos suponen batalla definitiva del relato, se les ve agitados y con prisa. No les falta razón; hace ya muchos siglos que la vienen librando y nunca consiguen darla por ganada. Nuestro pequeño pueblo, aunque sea a trancas y barrancas, va restaurando la memoria de lo acontecido y elaborando, sin prisa ni pausa, su propia lectura de la historia. Mucho de lo que nos contaron hasta ahora ha quedado reducido a ruinosos escombros. ¿Quieres fueron los treinta y tres reyes godos?, señores de tierras ajenas a los que no debemos más que ultrajes. ¿Y aquel ilimitado imperio en el que no se ponía el sol?, el resultado de una conquista violenta de pueblos enteros, incluido el nuestro ¿La salvífica cruzada que tanto nos ensalzaron?, un golpe fascista y cruento promovido por toda la España reaccionaria. ¿La modélica transición?, un apaño para salvaguardar la impunidad de los golpistas y las prebendas de los capitalistas.

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