2016 XVII. ESPARTINEN MARTXA

lunes, 12 de abril de 2010

Behin Batean

Behin batean, érase una vez un pequeño valle, rodeado de altas montañas, repleto de frondosos bosques, bañado de norte a sur por un cauce de aguas bravas y de no pocos barrancos.
Cada gremio era un mundo; pero sucedía que todos ellos tenían una cosa en común, todos hablaban una misma lengua, vivían en esa lengua. Uskara le llamaban. Al pájaro le decían txori; árdia a la oveja; a la noche se saludaban con un gai on tras retirarse del egudiargo; y se daban las gracias con un eskerrik anitx. El maestro enseñaba los números en la escuela: bat, bi, iror, laur, borz … Y no conocían otra lengua aquellas gentes.


Érase una vez que aquél valle vio cómo desaparecían los viejos indumentos, y vio cómo desaparecían las almadías del río, ni bajaban los rebaños a la Bardena con los chotos al frente, ni pasaban a Maule las alpargateras, y las cuadras quedaron vacías de caballerías, y la televisión sustituyó al egudiargo, y la salsa al ttun-ttun , y el pater noster al aitagoria. Y con la desaparición de tantas y tantas formas de vida, desapareció también la lengua en la que estas se desarrollaban.

Pero, aunque ya murió Fidela, y Simona, Pastora, y Doroteo, Ubaldo, y León, y aquellos últimos euskaldunes, ¡el uskara vive!. Vive en la toponimia, vive en los apellidos, vive en los nombres de las casas, vive en los nombres de los pueblos, vive de nuevo en la escuela, vive en la ilusión de muchos vecinos, vive en el respeto de quien no lo habla. Y este sábado vivirá en las calles de Urzainqui, y latirá con fuerza, y con esperanza. Érase una vez, behin batean .

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